jueves, 19 de noviembre de 2009

México el país más fraudulento

Por: Francisco Medina

El panorama económico a nivel mundial ha empujado a las personas a cometer delitos económicos dentro de las organizaciones en las que laboran, de acuerdo con la Encuesta Global de Delitos Económicos 2009 de PricewaterhouseCoopers.

El estudio indica que 30% de los más de 3,000 ejecutivos en 54 países han reportado algún tipo de fraude en los últimos 12 meses y que además, esta incidencia ha sido mucho mayor al año anterior.

Las empresas en los mercados emergentes tuvieron la mayor prevalencia en fraudes económicos (71%) que el promedio, de acuerdo con la encuesta.

México se encuentra en la quinta posición de los países con mayor actividad fraudulenta con 51%, sólo por detrás de Rusia (71%), Sudáfrica (62%), Kenya (57%) y Canadá (56%).

El 62% de los encuestados reportaron que sus organizaciones han sufrido la baja en ingresos debido a la crisis económica en los últimos 12 meses y en 40% consideran que este impacto económico ha impulsado a las prácticas fraudulentas.

Aunque los sectores de comunicación, hospitales, servicios financieros y seguros fueron los más afectados en los últimos 12 meses, "ninguna organización y ninguna industria son inmunes al fraude", dijo en un comunicado Tony Parton, líder de la práctica forense de PricewaterhouseCoopers.

Los tres principales tipos de fraudes fueron la malversación de activos (67%), fraudes contables (38%) y la corrupción (27%).

A pesar de que la malversación ha sido el más común en los últimos 10 años, los fraudes contables se han triplicado desde 2003.

La mayor parte de los encuestados consideran que la presión para alcanzar los objetivos laborales y personales motivan a los empleados a cometer fraudes, seguidos por la inseguridad de permanecer en el empleo, y por último, para obtener más bonos de desempeño personal.

"Los recortes de personal pueden resultar en una mayor segregación de responsabilidades y un menor monitoreo en las transacciones y actividades, lo que debilita el control interno de la organización y resulta en mayores oportunidades para cometer un fraude", afirma la encuesta.

Los encuestados consideran que los costos para solventar este tipo de delitos van desde los 500,000 dólares a más de 1 millón de dólares y que el impacto además se extiende hacia el ánimo de los empleados, las relaciones comerciales y la reputación de la marca.

Más de la mitad de los fraudes son ejecutados por personal propio de la empresa, especialmente en organizaciones de gran tamaño, mientras que el resto fueron cometidos por clientes y agentes o intermediarios.

La encuesta también reveló que el perfil de los defraudadores internos está cambiando, con un aumento significativo de los delitos por el personal administrativo de nivel intermedio (42%), y un descenso de los fraudes cometidos por altos ejecutivos de de 26 a14% en un año.

Los medios a través de los cuales se descubrió el fraude son dominados por la fuga informal de información (27%), las auditorías internas (17%) y los sistemas de administración de riesgos (14%). Sólo 7% de los delitos se detectaron a través de canales oficiales de denuncia.

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