Por: Francisco Medina
La entrada de mayor competencia al país, justamente en la recuperación de la crisis económica, dañaría a las empresas, coincidieron expertos ante la posibilidad de una posible negociación y aprobación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Brasil, lo que tiene dividido al sector privado del país.
Desde el año pasado los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acordaron buscar un TLC que estimule el intercambio comercial y la economía de ambas naciones.
La relación comercial entre ambos países ha venido incrementándose a lo largo del tiempo; el intercambio bilateral alcanzó un valor de 5,382 millones de dólares (mdd), en los primeros once meses de 2009, generando un saldo deficitario para México de 969 mdd, según datos de la Secretaría de Economía (SE).
"En el sector empresarial hay preocupación al respecto, porque México apenas está saliendo de la peor crisis económica y, en ese contexto, buscar un proceso de mayor apertura comercial sin que haya un consenso generalizado, pareciera no tener demasiado sentido, pero sí provocaría un daño a las empresas", dijo en entrevista el profesor del posgrado en Economía de la UNAM, Enrique Dussel.
En la actualidad estas naciones mantienen un Acuerdo de Complementación Económica (ACE) para reducir las tarifas aduaneras de 800 productos.
En semanas recientes algunas cámaras empresariales se han reunido con Felipe Calderón para expresarle sus críticas o consentimientos sobre este posible acuerdo.
La Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), liderada por Salomón Presburguer, ha mencionado que el 95% de sus afiliados rechazan este acuerdo comercial, ya que temen quedar en desventaja con los productos brasileños por las posibles barreras arancelarias en aquella nación.
A su vez, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) señaló que este sector no está preparado para una apertura con Brasil, porque sus pares gozan de mejores políticas públicas que les han permitido ser más competitivos.
"Las preocupaciones se centran en que países como Brasil tiene un sector agrícola fuerte y un sector manufacturero fuerte en autopartes, automotriz, hilo, confección, textil y electrónica", dijo Dussel.
Para el sector comercio y turismo el mercado brasileño pudiera resultar una vía confiable para avanzar en la recuperación económica. "Brasil puede ser un mercado potencial para el mercado mexicano", luego de que el principal socio, Estados Unidos, cayera en una recesión, dijo recientemente el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco).
Sin embargo, en sectores como el automotriz y autopartes ambos países podrían ser complementarios.
"La única complicación es que Brasil y México tienen un nivel económico, social y cultural muy parecido. En el área automotriz somos muy similares, pero no creo que nos vayamos a invadir mutuamente, sino que seremos complementarios", dijo en entrevista el director del Centro de Desarrollo de la Industria Automotriz, Armando Bravo.
El ejecutivo precisó que México se especializa en autos con un valor agregado más alto que el ensamblado en Brasil, ya que ellos se centran en autos compactos.
Brasil exporta a México automóviles subcomatos, como los modelos Volkswagen Golf, Bora, Pointer, Lupo y el Fox, el Ford Fiesta y el Chevrolet Astra, mientras que importa desde el país del norte vehículos de medio y gran tamaño, como el Nissan Sentra y el Ford Fusión.
Por el otro lado, la Coalición Empresarial Brasileña, un organismo que reúne a compañías de la industria, comercio y servicios, ha pedido que se inicien las negociaciones del TLC; y proponen que haya una desgravación de todo el comercio en un plazo de 10 años.
A pesar de la inquietud que ha generado el posible TLC, a casi medio año de haberse anunciado, las autoridades aún no han llegado a un acuerdo. La Secretaría de Economía mexicana no estuvo disponible para hacer comentarios.
Sin embargo, el titular de la dependencia, Gerardo Ruiz Mateos, ha mencionado que se buscará romper las barreras arancelarias en ese país, para que los productos mexicanos tengan acceso libre.
La entrada de mayor competencia al país, justamente en la recuperación de la crisis económica, dañaría a las empresas, coincidieron expertos ante la posibilidad de una posible negociación y aprobación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Brasil, lo que tiene dividido al sector privado del país.
Desde el año pasado los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acordaron buscar un TLC que estimule el intercambio comercial y la economía de ambas naciones.
La relación comercial entre ambos países ha venido incrementándose a lo largo del tiempo; el intercambio bilateral alcanzó un valor de 5,382 millones de dólares (mdd), en los primeros once meses de 2009, generando un saldo deficitario para México de 969 mdd, según datos de la Secretaría de Economía (SE).
"En el sector empresarial hay preocupación al respecto, porque México apenas está saliendo de la peor crisis económica y, en ese contexto, buscar un proceso de mayor apertura comercial sin que haya un consenso generalizado, pareciera no tener demasiado sentido, pero sí provocaría un daño a las empresas", dijo en entrevista el profesor del posgrado en Economía de la UNAM, Enrique Dussel.
En la actualidad estas naciones mantienen un Acuerdo de Complementación Económica (ACE) para reducir las tarifas aduaneras de 800 productos.
En semanas recientes algunas cámaras empresariales se han reunido con Felipe Calderón para expresarle sus críticas o consentimientos sobre este posible acuerdo.
La Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), liderada por Salomón Presburguer, ha mencionado que el 95% de sus afiliados rechazan este acuerdo comercial, ya que temen quedar en desventaja con los productos brasileños por las posibles barreras arancelarias en aquella nación.
A su vez, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) señaló que este sector no está preparado para una apertura con Brasil, porque sus pares gozan de mejores políticas públicas que les han permitido ser más competitivos.
"Las preocupaciones se centran en que países como Brasil tiene un sector agrícola fuerte y un sector manufacturero fuerte en autopartes, automotriz, hilo, confección, textil y electrónica", dijo Dussel.
Para el sector comercio y turismo el mercado brasileño pudiera resultar una vía confiable para avanzar en la recuperación económica. "Brasil puede ser un mercado potencial para el mercado mexicano", luego de que el principal socio, Estados Unidos, cayera en una recesión, dijo recientemente el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco).
Sin embargo, en sectores como el automotriz y autopartes ambos países podrían ser complementarios.
"La única complicación es que Brasil y México tienen un nivel económico, social y cultural muy parecido. En el área automotriz somos muy similares, pero no creo que nos vayamos a invadir mutuamente, sino que seremos complementarios", dijo en entrevista el director del Centro de Desarrollo de la Industria Automotriz, Armando Bravo.
El ejecutivo precisó que México se especializa en autos con un valor agregado más alto que el ensamblado en Brasil, ya que ellos se centran en autos compactos.
Brasil exporta a México automóviles subcomatos, como los modelos Volkswagen Golf, Bora, Pointer, Lupo y el Fox, el Ford Fiesta y el Chevrolet Astra, mientras que importa desde el país del norte vehículos de medio y gran tamaño, como el Nissan Sentra y el Ford Fusión.
Por el otro lado, la Coalición Empresarial Brasileña, un organismo que reúne a compañías de la industria, comercio y servicios, ha pedido que se inicien las negociaciones del TLC; y proponen que haya una desgravación de todo el comercio en un plazo de 10 años.
A pesar de la inquietud que ha generado el posible TLC, a casi medio año de haberse anunciado, las autoridades aún no han llegado a un acuerdo. La Secretaría de Economía mexicana no estuvo disponible para hacer comentarios.
Sin embargo, el titular de la dependencia, Gerardo Ruiz Mateos, ha mencionado que se buscará romper las barreras arancelarias en ese país, para que los productos mexicanos tengan acceso libre.