Desde 2006 reporta problemas en vigilancia que no ha resuelto
Desde empleados, trabajadores y sindicalizados de Pemex, así como terceros, han logrado sacar provecho de las debilidades en materia de seguridad de la empresa paraestatal, obtenido ingresos ilícitos millonarios por el robo de combustibles, petróleo crudo, gas natural, petroquímicos, secuestros de carrotanques, pipas, adulteración de petrolíferos, extracción ilegal de materiales, equipos y productos de las propias instalaciones.
Frente a esta actividad criminal, el general de brigada diplomado del Estado Mayor Víctor Manuel de la Peña Cortés elaboró por encargo del entonces director corporativo de Administración de Pemex, Rosendo Villarreal Dávila, un plan para integrar un ejército propio de Pemex, que sustituyera de manera paulatina a casi 4 mil vigilantes sindicalizados por militares retirados con “récord impecable”, para salvaguardar las 288 instalaciones estratégicas de la empresa.
Controles vulnerables
El plan Revelo, que se hizo desde el año 2006, diagnosticaba que “el control de los accesos a las instalaciones estratégicas, que actualmente realizan 3 mil 800 vigilantes sindicalizados y 202 agentes de confianza”, estaba a la deriva porque “sólo obedecen a sus líderes sindicales o a los jefes de quienes dependen e incurren cotidianamente en actos delictivos”.
Argumentó la falta de “control para evitar la introducción de material explosivo, armamento y productos químicos que puedan inutilizar maquinaria o puntos críticos de las instalaciones, cuantiosos robos de productos, material, equipo y herramientas, cuyo monto asciende a decenas de miles de millones de pesos y, por el contrario, se tiene la certeza de que los vigilantes sindicalizados no sólo toleran esas anomalías, sino que son cómplices en la comisión de esos delitos”, advertía el estudio.
Incluso, citó que tras el extravío de 64 armas, la Defensa Nacional “les canceló la licencia de portación”, y las existentes las concentró la gerencia de Seguridad Física de Pemex.
El plan de la paraestatal, sin embargo, fracasó por oposición del sindicato petrolero.
Otra de las muestras de la falta de seguridad quedó en evidencia hace unos días cuando Pemex dio a conocer el desmantelamiento de una banda dedicada al robo de condensados, como el gas natural, a la que se le atribuye haber comercializado al menos 750 millones de pesos y 46 millones de dólares en gas robado a la empresa paraestatal.
Lo cierto es que tras los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York en septiembre de 2001, salieron a relucir las enormes debilidades de seguridad de Pemex, aunque no fue sino hasta 2008 cuando abrió expedientes y diagnósticos en materia de seguridad física de las instalaciones de la petrolera, a los cuales ahora tuvo acceso El UNIVERSAL, y que dan cuenta de esta problemática en la empresa y que permaneció en reserva.
Equipo obsoleto
El diagnóstico expuso las principales fallas de seguridad que han permitido que la delincuencia organizada encuentre en ellas millonarias ganancias
El documento señala que una de las principales deficiencias de seguridad en Pemex es la obsolescencia de sus más de 50 mil equipos de cómputo, lo que impide el desarrollo eficiente de las funciones tanto técnicas como administrativas de su personal.
Debido a que durante los últimos dos años no se han adquirido equipos de cómputo (salvo en situaciones de reposición de equipo derivadas de algún siniestro), 72% de dichos equipos han llegado al final de su vida útil (cuatro años o más) y 23% presenta un alto grado de obsolescencia y alcanzarán el final de su vida útil durante este año.
Esto representa “altos costos de mantenimiento, riesgos de pérdida de información, así como disminuciones en la productividad del personal”.
El informe también detectó que en la actualidad “no se cuenta con suficientes equipos tecnológicos, que nos permitan prevenir actos hostiles en contra de la empresa, por lo que se hace necesario la adquisición de equipos detectores de explosivos y la ampliación del Circuito Cerrado de Televisión del Centro Administrativo”.
Pemex argumenta que las organizaciones delictivas incrementan su operatividad día a día, utilizando herramientas, equipos, tecnologías de punta para atentar no solo contra la industria petrolera, sino también contra otras, por lo que recomendó fortalecer la gerencia de Servicios de Seguridad Física, ya que es el único ente interno de Pemex con capacidad para proporcionar servicios de protección a instalaciones, personal, bienes y valores, aunque por razones de seguridad no detalla el tipo de armamento que requiere.
Fallas vigentes
En materia operativa, y sólo como ejemplo, un análisis practicado en agosto de 2007, en conjunto con la Sedena, la Semar y la gerencia de Servicios de Seguridad Física, permitió identificar problemas en los sistemas y equipos de seguridad destinados a salvaguardar la integridad física del personal y de la mayor parte de las instalaciones de la petrolera, que en su mayoría resultaron obsoletos y limitados.
El diagnóstico fue revelador en el caso de los complejos petroquímicos, pues la mayor parte de los problemas detectados siguen vigentes dos años después.
Pemex reconoce que en la planta de Cangrejera los controles de acceso son vulnerables, lo que expone a actos de sabotaje que pueden conducir al paro de la operación y de la sustracción de materiales o equipos. México, D.F./Noé Cruz Serrano (El Universal)
viernes, 14 de agosto de 2009
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